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miércoles, junio 21, 2006

Un entierro

No me gustan los entierros, sé que a la mayoría de la gente tampoco le gustan, pero en mi caso es distinto. No tengo problema en asumir que alguien ha muerto y hay que cavar un hoyo, ya he tenido que cavar varios. El problema es que por motivos que todavía no comprendo, los que yo entierro no suelen quedarse mucho tiempo bajo tierra. Por eso mismo, mientras el cadáver este fresco suelo dejarlo en el altar, al menos un tiempo.

- Ya ha llegado la hora.
- ¿Y si se levanta? No quiero que vuelva a dar señales de vida.
- No lo hará.
- Eso no lo sabes.

Puede que tenga razón, ya es hora, hace días que murió, por mi propia mano, o quizás por la suya, hay veces que no estoy segura. Además era un demonio, pero esos son los peores, son los primeros en levantarse.

Empiezo a cavar, a cada segundo vuelvo a mirar el cadáver, esperando que se levante, la intuición me dice que se levantará, pero sigo cavando. Menos mal que el primer hoyo lo cavé hondo, claro es que lo cavé demasiadas veces. Queda poco, un par de paladas más y tenemos el entierro.

No hay música en este funeral, nadie cantará por un muerto como éste, no habrá cortejo fúnebre ni celebración alguna. Sólo una chica con las manos llenas de tierra, y una extraña sonrisa en la cara.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo piensa...

Me alegra ver que mis palabras no caen en saco roto.
Espero que el hoyo sea bastante hondo.

2:45 p. m.  

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