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domingo, julio 23, 2006

Una ancestral costumbre

Viven en un mundo aparte, allí no hay sombras, y los colores brillan. Son seres puros e inocentes, como no los puede haber donde yo existo. Me encanta reunirme con ellas y ver que su mundo sigue igual, avanzando a paso lento mientras el mundo se desboca.

Es un día especial, el sitio de siempre se traslada, y nos reunimos junto al mar. No fallamos, porque es su día y hay que celebrarlo. Ya apareció su príncipe, poco a poco van apareciendo los de todas. Y es que allí donde viví, siguen existiendo los príncipes y las princesas, el azul y el blanco, y ninguna sombra ha podido jamás, romper la burbuja que les protege del resto del mundo. Sueñan con ampliar poco a poco esa burbuja, hasta que el resto del mundo acabe dentro.

Sólo estoy allí unas horas, siempre acabo siendo fugitiva del mundo que me creó, pues una sombra como yo, no puede existir durante mucho tiempo en el mundo de la luz.