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domingo, marzo 05, 2006

A cambio de un demonio

Saliendo de casa de un amigo, hace un rato, me di cuenta de que no estaba sola. Una sombra me seguía. No sé de que clase, pero la sed de sangre se olía de lejos. Al principio pensé que buscaba problemas, pero si me seguía a mí, buscaba algo más que problemas. Algo se estaba cociendo en el submundo y alguien necesitaba información. Me rio para mis adentros, no deberían dejar que buscara información alguien con tanta sed. Ahora no es el momento, sea lo que sea lo que se cuece, muy pronto lo sabré, pero no ahora.

Salimos a la avenida, y miro a una chica. Es guapa, pero no demasiado, lo justo para que tan sólo la mate y no se encapriche de ella. Le dejo a la sombra que se entretenga con ella mientras me voy. Lo que no sé es cómo explicará que me dejó escapar por un poco de sangre.

Hoy he vuelto a fumar, bonita forma de librarme de los demonios, espantando unos con otros. Pero es que la sangre de un enamorado es demasiado dulce, necesito librarme de ello, o no podré seguir escapando de las sombras.

Todavía le siento, hay vínculos que tardan en romperse, está al otro lado de la avenida, con otros pobres diablos, si supieran lo que están cambiando por un poco de inhibición y olvido se lo pensarían dos veces. Yo ya no lo pienso, sé lo que cambio y sigo bebiendo.

Tardo un poco más en llegar a casa. Entro por la puerta de atrás. Siempre he pensado que es la más adecuada para mí. Siempre por el otro lado.